Las leyes del pensamiento sistémico (1ª parte)

pensamiento sistémico

En nuestras anteriores publicaciones «El pensamiento sistémico en las organizaciones»¿Su organización tiene problemas de aprendizaje? análizabamos distintos aspectos de la obra de Peter Senge «La Quinta Disciplina», entendiendo ésta como el pensamiento sistémico citado en la primera de ellas y que conviene ser leída con anterioridad al este artículo.

Una vez puestos al día con la lectura de «El pensamiento sistémico en las organizaciones», en esta primera entrega pasamos a analizar las 5 primeras de sus 11 leyes:

1.- Los problemas de hoy derivan de las «soluciones» de ayer

Como veíamos en la publicación sobre el pensamiento sistémico, todos los factores que influyen en el mismo están interconectados, de modo que el hecho de actuar sobre la causa inmediata sin fijarse en los demás elementos, sólo provoca el desplazamiento del problema a otro lado del mismo sistema.

Peter Senge lo explica con el ejemplo de la intervención de la policía arrestando a los miembros de una banda de narcotraficantes de la calle Treinta. Si bien esta medida policial «solucionó» el problema del narcotráfico en dicha calle,  también provocó el desplazamiento del negocio ilegal a la calle Cuarenta. Del mismo modo, al reducirse temporalmente los puntos de venta y los alijos, también provoca el encarecimiento de la droga y una oleada de crímenes por conseguir la, por el momento, reducida oferta de estupefacientes.

2.- Cuanto más se presiona, más presiona el sistema

Otro ejemplo expuesto es el de la persona que deja de fumar, engorda, sufre un problema de baja autoestima y se refugia de nuevo en el tabaco para aliviar el estrés.

Esto es lo que Senge llama «realimentación compensadora», en la que las acciones bien intencionadas provocan respuestas del sistema que compensan los frutos de la intervención previa. Así, tenemos la sensación de que cuanto más presionamos al sistema, más presiona el sistema en sentido contrario. Y, como consecuencia, y por una equivocado sentido de la fe en nuestras acciones y nuestros esfuerzos denodados, continuamos presionando al sistema con contumacia en vez de analizar cómo interactúan los elementos del mismo y sobre qué punto debemos hacer palanca para, con un esfuerzo menor, conseguir el resultado buscado.

3.- La conducta mejora antes de empeorar

El gran error del pensamiento lineal es la de quedarse en la simple relación causa-efecto. Igualmente, una enfermedad cursa unos determinados síntomas. Si atacamos los síntomas, la solución inmediata puede parecer como muy adecuada, pero no habremos acabado con la enfermedad, que volverá a aparecer, si cabe, con mayor virulencia.

Esto mismo sucede con los problemas resueltos con un remedio cortoplacista: que el problema volverá a aparecer y con una dimensión mayor.

4.- El camino fácil lleva al mismo lugar

Senge relata el episodio del borracho que está a gateando debajo de un farol. Otra persona que pasaba por allí le pregunta qué hace, a lo que le contesta: «Busco las llaves, que se me han caído», a lo que le vuelve a preguntar: «¿Y dónde se le han caído?». El borracho contesta: «Junto a la puerta». «Entonces, ¿por qué no las busca allí?», le vuelve a interpelar, a lo que el borracho contesta: «Porque junto a la puerta no hay luz»

Y es que somos reincidentes aplicando soluciones típicas a los problemas persistentes y que no hacen más que empeorar el problema.

5.- La cura puede ser peor que la enfermedad

A veces la solución fácil no sólo es ineficaz, sino que se vuelve adictiva y peligrosa. La ingesta de alcohol puede ser una solución fácil al problema de baja autoestima por su carácter desinhibidor, pero recurrir reiterativamente a esta solución puede desembocar en el alcoholismo, con lo que el remedio se vuelve peor lo que la enfermedad.

Como vemos, las mejoras a corto plazo conducen a una dependencia a largo plazo. Este fenómeno es el denominado «Desplazamiento de la carga»: todos ayudan a un sistema huésped para dejarlo más debilitado y dependiente que antes de la intervención.

 

Hasta aquí hemos visto las 5 primeras leyes del pensamiento sistémico. En nuestra publicación Las leyes del pensamiento sistémico (2ª parte) analizamos las 6 restantes.


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